CASCADA DE GARRALDA–Valle de Aézkoa

 

 

Distancia: 4,16 Km.
Desnivel máximo: 85 m.
Desnivel acumulado: 92 m.

 

A veces un corto sendero nos ofrece más atractivos que una caminata de bastantes kilómetros. Esto es lo que pasa con esta ruta. Cómodamente vamos a acercarnos a una bella cascada que se encuentra a poca distancia del pueblo de Garralda. Está en un rincón que parece sacado de un cuento de hadas. Cerca de la cascada hay un de misteriosas formas que añade encanto y misterio al lugar.

Además, en la caminata veremos una buena representación del bosque del pirineo navarro, con hayas, avellanos, robles y bojes. También pasaremos junto al “árbol de los buitres”, un viejo roble que los carroñeros usan como posadero.

 

(Km. 0,00) Dejamos el coche junto a la iglesia de Garralda. Bajamos toda la calle. Pasamos por la pequeña plaza donde está la fuente y el ayuntamiento.

(Km. 0,185) Pocos metros más adelante nos desviamos a la izquierda por una calle adoquinada que asciende. En su comienzo hay un poste señalizador del sendero local SL NA 51-A

(Km. 0,305) A algo más de cien metros llegamos a una bifurcación. A la derecha se sube a una casa. Nosotros seguimos por la izquierda. Aquí acaba el adoquinado y ahora avanzamos por una pista asfaltada.

Según avanzamos tenemos buenas vistas del pueblo. Enfrente vemos el monte Arregia, coronado por una antena repetidora.

(Km. 0,875) A poco más de medio kilómetro dejamos por la izquierda la pista asfaltada para bajar hacia la cascada. El estruendo del agua cayendo nos indica la proximidad del salto de agua. Un poste del sendero local indica el desvío.

 

(Km. 0,950) Llegamos a la cascada. Es un rincón de gran belleza. No sólo por la que aporta el agua deslizándose por el salto de roca de cinco metros de altura, sino por ser un sitio recogido, que parece apartado del mundo aunque se encuentre tan cerca del pueblo.

Tras ver la cascada atravesamos el río por un rústico puente de madera que parece sujetado por dos hayas. Nada más pasar el puente comenzamos a subir, y al comienzo de la subida llama la atención un gran haya que eleva una docena de gruesas ramas hacia el cielo desde su corto tronco desmochado. Es el “Haya Gorgona”. Recuerda a la Gorgona, ese ser mitológico que guardaba los lugares sagrados y que como cabellera tenía serpientes. La imaginación hace semejar las ramas de este haya con esas serpientes. La Gorgona convertía en piedra con su mirada a los que se osaban profanar el lugar sagrado que protegían. Este gran haya guarda el paraje de la cascada desde hace tiempo. Pasemos rápido junto al Haya Gorgona mientras duerme. Si abre los ojos podrías quedar petrificado…

 

A partir de aquí el sendero comienza a subir hasta llegar al “árbol de los buitres”. Es un viejo roble que se alza desafiante al borde de un cortado rocoso. Hay que tener cuidado al acercarse a este precipicio.

No es raro ver a los buitres posados en las ramas muertas del roble. Cuando hice la excursión (diciembre de 2.012), había cuatro buitres oteando el valle desde aquí. Nosotros también podemos disfrutar de las panorámicas del pequeño puerto que separa la llanada de Burguete del Valle de Aézkoa.

(Km. 2,00) Comenzamos a bajar. Más adelante, a la derecha, vemos cerca del sendero un vallado de madera. Guarda la sima de Sangaraxaldea. Podemos asomarnos sin peligro gracias al cercado.

(Km. 2,055) Enseguida el sendero enlaza con una pista. Seguimos a la izquierda y pasamos junto a la borda mendialde.

(Km. 2,520) Tras atravesar la borda, seguimos por la pista de tierra. A menos de 300 metros llegamos a un cruce. Seguimos a la izquierda.

Ahora hemos dejado el bosque y avanzamos entre verdes prados donde es fácil ver vacas y caballos.

Si miramos a la izquierda, hacia la ladera por la que hemos bajado, veremos el peñón rocoso donde está el “árbol de los buitres”.

 

(Km. 4,150) Sólo nos queda un cómodo y llano paseo hasta llegar a Garralda. Fin de la ruta.

 

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

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