Ver CAMINO CANÓNIGO NAVARRO en un mapa más grande
Tipo de ruta: circular.
Distancia: 4,8 kilómetros.
Desnivel máximo: 75 m.
Desnivel acumulado: 75 m.
Esta agradable caminata toma su nombre del canónigo de la Real Colegiata de Roncesvalles D. Javier Navarro. Conocedor como nadie de la naturaleza que rodea el histórico lugar, donde reside desde hace más de 40 años, me comentó que había marcado un nuevo sendero que creaba junto a un tramo del Camino de Santiago y otro del Camino de los Canónigos, un bello paseo de paisajes y árboles singulares que sin duda hará las delicias del caminante. Afición que le viene de lejos. Javier Navarro fue el primero, allá por los años 70, que marcó la señalización del Camino de Santiago en su tramo entre San Juan de Pie de Puerto y Santo Domingo de la Calzada para que no se perdieran los peregrinos. Desde el Alto de Erro hasta Estella lo hizo en compañía de Andrés Muñoz, otro de los pioneros de la señalización del Camino y que fue el fundador de la Asociación de Amigos del Camino de Navarra.
Una soleada mañana de diciembre quedamos para recorrer los casi cinco kilómetros de distancia para descubrir joyas naturales escondidas para muchos de los miles de visitantes y peregrinos que visitan la Colegiata.
Los senderos y campos que vamos a recorrer no son solo espejo de la belleza de la naturaleza. Están impregnados de leyenda, de Historia, de personajes míticos que derramaron su sangre y dejaron su vida entre estos montes. Algunos nombres dados a los árboles o fuentes que vamos a ver en la caminata nos llevaran a recordar la Batalla de Roncesvalles, que llevó el nombre de esta localidad a ser cantado en todas las cortes europeas durante toda la Edad Media.
(Km. 0,00) Empezamos la caminata junto a la pequeña iglesia de Santiago y el Silo de Carlomagno. Salimos de Roncesvalles por la carretera en dirección a Burguete.
A los pocos metros de dejar atrás las últimas casas, a la derecha de la carretera vemos la senda por la que va el Camino de Santiago. Junto a su inicio un panel informativo del recorrido de la etapa del camino que lleva de Roncesvalles a Zubiri. Comenzamos a caminar por el Camino de Santiago.
(Km. 0,320) Poco más adelante, a nuestra izquierda, al otro lado de la carretera, vemos la cruz de los peregrinos. Junto a ella han pasado millones de peregrinos a lo largo de los siglos. Alguno de ellos ilustres, como sacerdote boloñes Domenico Laffi, que viajo en peregrinación en el siglo XVII y que en sus memorias narra como desde la cruz echó una última mirada al silo de Carlomagno y abandonó Roncesvalles derramando lágrimas de emoción al dejar atrás esta histórica población, mientras exclamaba "Dios sabe si veremos otra vez este lugar". La cruz de los peregrinos también fue objeto de inspiración de Gustavo Adolfo Becquer, que descansó a sus pies admirando el paisaje que le rodeaba al tiempo que filosofaba sobre la vida.
(Km. 0,460) Más adelante llama la atención un enorme haya que crece en raro equilibrio sobre la tapia de piedra que limita el camino. Sus raíces se aferran a las piedras que forman el muro aguantando las toneladas de peso del árbol. Con un perímetro de 3,30 metros fue bautizada por D. Javier como el haya Roldán, en recuerdo del guerrero francés, el principal entre los pares de Francia, que fue muerto en estos lares en la legendaria Batalla de Roncesvalles, que enfrentó a Carlomagno con los vascones. A pocos metros de este haya hay otra de menor porte que también crece sobre la tapia, el haya de Oliveros, el inseparable compañero de batalla de Roldán, que también pereció aquí en aquel lejano verano de 778.
(Km. 0,580) Unos metros más adelante, a la izquierda vemos una pista que cruza el camino de Santiago y que cruza la carretera. Cruzamos la carretera. A la derecha, justo donde se juntan la carretera nacional y la que lleva a la finca de experimentación agraria, sale un camino poco marcado que se interna en el bosque y marcado con una señal de pintura. Por aquí seguimos.
Sólo 30 metros más adelante a la derecha, llama la atención un enorme haya que a tres metros de altura se abre en dos gruesos brazos que se alzan hacia el techo del bosque. Tiene 4,35 metros de perímetro. Bautizada como el haya del arzobispo Turpín, recuerda al prelado de fuerte carácter que no dudó en empuñar las armas en la batalla de Roncesvalles junto a Roldán y al resto de los pares de Francia.
El camino transcurre por un hayedo con otros grandes ejemplares.
(Km. 1,150) Llegamos a una bifurcación. Hay que seguir a la izquierda. Don Javier me comenta que ya ha visto varias veces ciervos en esta zona. Así que ya sabe el caminante, silencio y suerte para verlos.
(Km. 1,400) En invierno, cuando las hojas de los árboles cercanos no la ocultan, veremos a una veintena de metros a la derecha del camino, un haya que se alza al cielo superando a los árboles cercanos. Es una gran columna viva que es probablemente el árbol más alto del municipio de Roncesvalles.
(Km. 1,520) Poco más adelante el camino gira a la derecha y se dirige a la carretera, que cruzamos. Nos internamos en el bosque siguiendo las señales naranjas con las que Don Javier marcó el camino. Atravesamos entre el abetal. Hemos cambiado totalmente de paisaje. Del hayedo de la primera parte del recorrido, pasamos a caminar entre los oscuros abetos. Del bosque caducifolio al bosque de hoja perenne. Haya y abeto, los dos árboles que dan más carácter a los bosques de Navarra junto con el roble.
(Km. 1,860) Siguiendo las marcas salimos del bosque a una zona desbrozada por donde pasa el tendido eléctrico. Cruzamos al otro lado y volvemos a conectar con el Camino de Santiago. A la izquierda iríamos a Burguete. A la derecha volvemos al punto de origen, Roncesvalles.
Aquí merece la pena hacer un pequeño desvío. En vez de volver directamente a Roncesvalles, vamos a acercarnos a la Cruz de Roldán que se encuentra a solo 150 metros en dirección a Burguete.
(Km. 2,210) El camino hacia la cruz discurre por un bosque de alerces, la única conífera que pierde su hoja en invierno. También son abundantes los acebos en esta zona. La cruz fue puesta en 2006 en recuerdo de la original que fue destruida por los revolucionarios franceses en 1794. Pero aquí también fue donde franceses, ante la antigua cruz, se arrodillaron con devoción. Eran las tropas que en el siglo XIV venían a participar en la guerras dinásticas que enfrentaron a Pedro el Cruel y Enrique de Trastamara y que estaban dirigidas por el caballero francés Bertrand du Guesclin, conocido como el Águila de Bretaña. De él es la conocida frase “ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”. Du Guesclin colaboró de forma destacada en la consecución del trono de Castilla para Enrique, luego Enrique II.
Volvemos a internarnos en el bosque siguiendo el Camino de Santiago en dirección a Roncesvalles. Este bosque de alerces hace siglos era el antiguo robledal de sorginaritzaga (robledal de las brujas). Aquí se celebraron aquelarres en el siglo XVI. La represión y persecución de estas prácticas llevaron a la hoguera a nueve personas de estos valles.
(Km. 3,270) Recorremos el Camino de Santiago durante un kilómetro atravesando este bello y misterioso bosque hasta que a la izquierda sale el Camino de los Canónigos, indicado con señal de madera. Seguimos por aquí para acercarnos a la fuente de Roldán. Que mejor manera que seguir la ruta por el Camino de los Canónigos que acompañado del canónigo más antiguo y subprior de la Colegiata de Roncesvalles, Don Javier Navarro.
(Km. 3,400) Enseguida llegamos a la fuente de Roldán. Se encuentra nada más pasar un pequeño puente que salva el arroyo que trae aguas de la Fuente de la Virgen. Dice la leyenda que con estas aguas el arzobispo Turpín alivió al caballero franco cuando agonizaba debido a las heridas sufridas en la Batalla de Roncesvalles.
Continuamos el camino y sólo sesenta metros más adelante salimos del bosque y se abre una excelente panorámica de Roncesvalles. Sus históricos edificios se levantan entre los prados cercanos y los montes que cierran el horizonte (Astobizkar, Ortzanzurieta, Don Simón, Girizu). Don Javier me recuerda un dicho antiguo: “Todo lo que ven tus ojos es de los canónigos, menos el cielo…”
(Km. 3,770) Más adelante, entre los fresnos que flanquean el Camino de los Canónigos, a la izquierda llama la atención el Haya de la madriguera. Toma su nombre de la madriguera que hay abierta entre sus raíces. Con sus cinco metros de perímetro destaca como la reina entre los árboles del Camino de los Canónigos.
Queda poco para llegar a la Colegiata, pero todavía no han acabado las sorpresas. A la izquierda vemos la histórica Borda de Berroa (Berroko Borda en euskera), que aparece mencionada en muchos documentos antiguos conservados hoy en el archivo de Roncesvalles. Hoy es una quesería que ofrece quesos fabricados con la leche de las ovejas que vemos por estos prados.
(Km. 3,960) Cuando el camino da un giro a la derecha para dirigirse a la Real Colegiata, llegamos a una bifurcación donde crece otra bonita haya con más de cuatro metros de perímetro. A la izquierda bajamos hacia la borda atravesando un portillo que volvemos a dejar cerrado.
(Km. 4,200) Cruzamos un riachuelo y ya llegamos a la borda. En la quesería además de poder adquirir sus productos podemos ver el proceso de producción de los quesos de Roncesvalles.
(Km. 4,500) Cogemos ahora la pista asfaltada hacia la derecha. A sólo 300 metros, a una decena de metros a la izquierda de la pista, todavía nos queda visitar uno de los principales atractivos de la ruta. A lo largo de la caminata hemos visto árboles impresionantes, pero entre todos ellos destaca La Abuela o la Decana que por ambos nombres es conocida. La enorme haya de seis metros de perímetro aguanta estoica el paso del tiempo y el peso de las nieves. Seguramente es el árbol más viejo de Roncesvalles y el preferido con el canónigo Navarro. Este haya apareció incluso en el programa “Mi vista favorita” protagonizado por Serafín Zubiri. Es una pena que la mayoría de los visitantes de Roncesvalles y los miles de peregrinos que pasan cada año por la monumental Colegiata, no se acerquen a ver este monumento de la naturaleza que se encuentra a tan solo 300 metros del caserío.
(Km. 4,800) Tras disfrutar de La Abuela, seguimos por la pista asfaltada hasta la Real Colegiata. Real pues es de las pocas fundadas por un monarca. En el siglo XII Alfonso el Batallador, adalid de la Reconquista, junto con el obispo de Pamplona Sancho de la Rosa levantaron aquí un lugar de oración y acogida al peregrino, función necesaria en sitio de "ventiscas de nieve y ataque de lobos y osos". Allí espera la Reina del Pirineo, como es llamada la Virgen de Roncesvalles, y el Rey Sancho el Fuerte, el héroe de Las Navas de Tolosa…
Track y waypoints de la ruta.
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