Tipo de ruta: Ida y vuelta.
Distancia: 2,370 Km.
Desnivel máximo: 30 metros.
Ascensión acumulada: 30 metros.
Este recorrido parte de Oricín, caserío cercano al pueblo de Oloriz, en la Valdorba. Es un corto paseo que nos lleva a cinco encinas declaradas Monumentos Naturales por el Gobierno de Navarra. Es decir, vamos a ver algunos de los árboles más imponentes que podemos visitar en la Comunidad Foral. De los miles y miles de encinas que se reparten por el sur de Navarra, estas son algunas de las pocas que debido a su porte y antigüedad se han hecho merecedoras de este galardón que además de distinguirlas las protege. Seguro que el senderista que se acerque a ellas sabrá apreciarlas y respetarlas en el alto grado que merecen.
(Km. 0,00) Dejamos el vehículo en el mismo caserío de poner pueblo, cerca de su austera Iglesia. Desde aquí volvemos hacia la carretera principal por la pista asfaltada que da acceso al pueblo.
(Km. 0,435) Poco antes que llegar a la carretera principal, llegamos junto a la ermita de San Gregorio. Pasamos junto a ella por la izquierda. Ya en la carretera, la cruzamos, y seguimos por la pista de tierra que sale justo enfrente del camino que pasa junto a la ermita.
Comenzamos a andar entre campos de cultivo que cambian de color según la época del año.
Más adelante pasamos por un pasillo de vegetación que forman los setos que limitan los campos de cultivo.
(Km. 0,810) Nada más pasar este corredor vegetal, salimos a una zona más despejada. Aquí, a la izquierda, ya vemos una gran encina, que, aunque espectacular, no es una de las declaradas monumento natural.
(Km. 0,970) Continuamos por la pista y llegamos a las primeras encinas que si están declaradas con esta distinción. Todas tienen varios metros de perímetro. La primera llama la atención puesto que su tronco se parte en dos a poca distancia del suelo. El peso de su grandes ramas ha provocado esto.
Muy cerca, siguiendo el camino, vemos la segunda de las encinas. No muy lejos encontramos las otras tres.
(Km. 1,120) Destaca sobre todo la cuarta, la más bella, que parece uno de esos árboles frondosos que pintábamos cuando éramos pequeños. Además la vista desde aquí es muy especial, ya que en el horizonte, hacia el norte, se recorta la peña de Unzué.
A unos metros se encuentra la quinta y última encina, que destaca por la oquedad que tiene en su tronco.
Parece mentira que en este lugar, tan cercano a la autovía, encontremos estos ejemplares tan hermosos de encina, la especie arbórea más representativa de la Península Ibérica.
Queda tiempo para tomarse el bocadillo (sin dejar ningúna basura, claro está) a la sombra enorme que proyecta la copa de la cuarta encina, o abrazar uno de los grandes árboles para ver si nos recargan con algo de su energía varias veces centenaria. Tambíén, si creemos en las leyendas, podemos meter la cabeza en el agujero del tronco de la última encina para pedir un deseo a los gnomos. ¿Quién sabe? Igual se convierten en realidad.
Esta ruta se puede completar con la que visita EL ROBLE DE ECHAGÜE, también declarado monumento natural.
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